Antonio Miguel Nogués Pedregal

Conferencia inaugural del seminario-taller «Covid-19 y efectos en el turismo: Retos y oportunidades» en Nerja (Málaga) sobre la difuminación de algunas categorías espacio-temporales (sobre todo la dicotomía aquí<–>allí) que ha acentuado el Covid. La pandemia ha popularizado —desvelado a gran parte de la ciudadanía–todas las potencialidades de las TIC en ámbitos tan presencialistas como, han sido y siguen siendo, el trabajo o la educación. La idea diferencia está, me atrevería a decir que casi ontológicamente, vinculada a la materialidad de la distancia; de tal forma que sé que soy diferente a ti porque me puedo distanciar de ti, es decir, puedo poner tierra por medio y no podemos estar en el mismo sitio al mismo tiempo🤔

Esto mismo aplica a los grupos sociales o las sociedades: sabemos que somos nosotros no porque sepamos qué somos nosotros, sino especialmente porque no somos ellos. El fundamento de esta posición filosófica niega la esencia. Dado que no existe un a priori más allá de su propia realización hic et nunc (aquí y ahora) histórica, la única posibilidad (o al menos la de más fácil ejecución) de construir un ego o un nosotros
ambos es enfrentarlo a un tú o un ellos. Es lo que Arjun Appadurai indica cuando rehuye el uso sustantivo de la idea cultura y reivindica el uso adjetivo. No puedo estar más de acuerdo con esta afirmación. De hecho, desde que me dejé seducir por el pensamiento contra las ideas –Agustín García Calvo– intento utilizar la idea cultura sólo como adjetivo.

Al mostrar que aquí y allí no son tan opuestos –al conectar ausencia y presencia como dice Anthony Giddens— la popularización de las TIC en esta pandemia ha subrayado –este es el quid–, que no tiene sentido fundamentar la idea diferencia en la distancia porque ha mostrado que que «todas las diferencias están aquí». Y claro, esto dinamita la epistemología nacionalista que fundamenta (quizás porque no pueda ser de otra manera) el actual orden de palabras y cosas