Nunca he sabido bien qué opinión me merecen las fiestas navideñas. Tampoco tengo claro si me gusta la Navidad, pero con los años veo claro que estas fiestas son, además de una forma ritual de contar años, sobre todo, una forma de recordar el abanico de cosas posibles y, por tanto, de mantener la esperanza que otro mundo es posible. Si no se recordase y ritualizara su posibilidad, entonces se olvidaría. Entre estas cosas que necesitamos pensar que son posibles, destaca la paz. Sólo por este motivo, te invito a que te detengas un momento a escuchar este villancico cantado en árabe, hebreo, palestino, inglés e italiano.