Antonio Miguel Nogués Pedregal

Amnesia

©/2 Antonio Miguel Nogués Pedregal (2003)
Publicado en Diario de Cádiz, jueves 15 de mayo de 2003

Ordenando mi escritorio y porqué no decirlo, releyendo alguno de mis antiguos escritos para ver si alimentaba esta nueva forma de comunicar que es un blog, me he encontrado con esta columna de 2003. Desgraciadamente no veo que haya perdido actualidad. Comenzaba así:

Amnesia

Decía Bertrand Russell que “el problema que aqueja al mundo es que los necios y los fanáticos siempre están seguros de sí mismos, mientras que los sabios siempre están llenos de dudas”.

IMG_3979 (598x800)En esta columna me gustaría plantear el discurso electoral como una forma de olvido, y la duda crítica como una posible alternativa. Arranco con la idea, compartida por muchos, que en tiempo electoral los ciudadanos nos convertimos en políticos, y los políticos en simples candidatos. Así, mientras un buen político actúa desde el conocimiento de los hechos, de lo ocurrido, desde ese poso que deja lo pasado, el candidato habla desde la improvisación. Es decir, frente a la honesta preocupación social y política del ciudadano forjada en la duda y la crítica, el candidato y su equipo diseñan un programa que se limita a detener el tiempo. Sus propuestas se inventan, no recuerdan; cubren la desgana y fomentan el olvido. Son propuestas no de presente, sino de futuro. Pero de un futuro utópico que, al no tener raíces, queda fuera del lugar donde ocurre lo cotidiano.

Con sus discursos los candidatos impiden el silencio. Un silencio que, todos sabemos, nos permite pensar el libertad. Sólo en silencio se puede pensar en libertad. Y los discursos electorales con su exceso de palabras provocan ruido. Un ruido que niega la reflexión, y es esta falta de reflexión la que provoca el olvido, porque para recordar hacen falta los momentos de lúcida sensatez que sólo nos proporciona el silencio. Sólo en silencio se puede recordar.

Ante esto la duda crítica se me presenta como la única alternativa a la amnesia que se genera en elecciones. Oír los cruces de promesa, percibir los aspectos teatrales de los mítines, sentir que las imágenes matan las ideas, recordar para evitar que sus mensajes ahogen lo que hicieron y no hicieron, y concluir que sus palabras siempre olvidan su pasado. En esto consiste la duda crítica. En saber que los candidatos no mienten, sino que provocan amnesia. Y las gentes como los sabios dudan pero no olvidan.

©/2 es el símbolo de la Ley de compartición de la propiedad intelectual que establece en su artículo primero y único que: «La producción intelectual nace con el propósito de ser compartida y, en consecuencia, puede ser reproducida por cualquier medio siempre que el usufructuario asegure la correcta utilización de la misma, no la comercialice, y mencione su procedencia y autoría».

La amoralidad de la derecha española

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Captura de pantalla de la noticia en eldiario.es

Por algún motivo que no alcanzo a comprender no me lo creía. Un amigo me ha tenido que enviar el enlace de vídeo para que lo comprobase. Sí, efectivamente, allí estaban brazo en alto cantando el Cara al Sol a la salida de la misa de difuntos por los cuarenta años de la muerte del dictador Franco en una céntrica iglesia madrileña. Es noche cerrada y apenas se ven los rostros de los congregantes, pero por el tono de sus voces y el fervor de sus gargantas, está claro que son jóvenes. Lo he escuchado con atención y he podido sentir que un frío estremecedor me recorría y erizaba la piel.

Son cientos de miles las razones por las que ese tipo de manifestaciones públicas no deberían de producirse en España. Pero ¡ay! todas esas razones permanecen enterradas en las cunetas gracias a la complicidad ideológica de los políticos del PP y también ¡cuánto lo lamento!, por la desvergüenza de Ciudadanos que se niega a despiojar los espacios públicos. El otro día en un programa de televisión, Albert Rivera se preguntaba dónde poner a cero el cronómetro para saber hasta dónde debemos repensar la historia.

– Pobre hijo mío –le diría yo– ¡vaya pregunta más insensata que me haces, y qué atrevida es la ignorancia!
– Pues es muy sencillo, hijo mío, pero que muy sencillo. El cronómetro siempre, siempre, siempre, se debe poner a cero en el momento en que la moralidad deja de ser tal. Eso es todo. Así de simple.

El problema de la relación de estos ‘camisas nuevas’ (Ciudadanos) y de los ‘camisas viejas’ (PP) con la Dictadura de Franco no es ni mucho menos, una cuestión historiográfica. ¡Ojala fuese solo eso! El problema es un problema moral y no historiográfico: el problema es la naturaleza amoral de la relación de estos dos partidos con la historia de España y de la que beben sus planteamientos ideológicos; una amoralidad que extienden cada día a la impunidad con la que tratan las fechorías de sus partidarios y las argucias infantiles con las que eluden sus responsabilidades. El problema, el verdadero y aterrador problema, nuestra gran y puta tragedia es que ni Albert, ni Mariano, ni sus votantes, ni los sacerdotes que arengan desde sus púlpitos a los enardecidos que brazo en alto gritan por la salvación de la patria, saben cuándo la moralidad dejó de ser tal en España.

Muerte

©/2 Antonio Miguel Nogués Pedregal (2004)
Publicado en Diario de Cádiz, jueves 18 de marzo de 2004

Días después de los asesinatos de Madrid aquel 11 de marzo y cuando encontré fuerzas para escribir, salió publicada esta columna. Siento que tantos años y tantos miles de muertos después no haya perdido su vigencia.

Muerte

Resulta extraña la muerte. A la vez tan cercana y próxima como lejana y ajena. Una constante silenciosa envuelta en el paño de la verdad porque es en ella, en la muerte, donde encontramos sentido a la vida. Su fin. Su finalidad. Su razón de existir. La muerte es la absoluta presencia que se vive en su ausencia total. La muerte. Tantas veces pintadas y tantas pensada es distante en sus límites y eterna en su contenido. Solemne y completa. La muerte nos devuelve (por fin) al principio del tiempo. Muerte perpetua.

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Es esa ausente presencia la que nos conmueve cuando estalla y rompe el tiempo deteniéndolo para siempre. Sangre explotada que marca el ritmo del nuevo tiempo marcado por la confusión guerrera, por la segura traición a la naturaleza humana, por la consumación buscada de un fin para la historia. Muerte inocente que ha recuperado para el tren su sentido último de viaje y, sobre todo, muerte brutal enterrada por el odio y la ira. Muertos y tullidos para siempre. Temor ante lo eterno de un miembro cercenado. Minusvalía amputada en el cuerpo y en el alma. Dolor inmenso, amplio y silente ante los muertos que pasan manifestando la verdad. Llanto y desgarro.

Impotencia absoluta esta del terror que yerra en su maldita indiscriminación. Cargen, apunten, fuego. Bombas de racimo que nos recaen de nuevo, aquí y allá, otra vez más, a todos los que estamos debajo de los aviones. Siempre igual, muerte pública en su transporte, nada selectiva en su mira. Rojo sangre que encala, esta vez, nuestra memoria gualda. Muertos con nombres anónimos para muchos. Muertos inocentes de culpa oculta; de culpas personales y de jugosos secretos; culpas sexuadas y secretos libidinosos; juegos de licor y ardores; guiños, traiciones, engaños y amores; pasiones ocultas en el secreter del siempre recuerdo de los vivos. Bendita humanidad culpable sólo de su humanidad.

Por esto maldigo la indiscriminación y no a la muerte llamada. Maldita indiscriminación, maldita tú también, muerte, cuando eres así pensada. Malditos los que te invocaron y malditos los que te trajeron. Por esto maldigo la mentira, la hipocresía y la prepotencia; y juro que mis letras no sólo harán leña del árbol caído sino astillas, y con éstas una pira funeraria donde ardan en el eterno rechazo, la arrogancia, la soberbia y el mesianismo de los gobernantes.

©/2 es el símbolo de la Ley de compartición de la propiedad intelectual que establece en su artículo primero y único que: «La producción intelectual nace con el propósito de ser compartida y, en consecuencia, puede ser reproducida por cualquier medio siempre que el usufructuario asegure la correcta utilización de la misma, no la comercialice, y mencione su procedencia y autoría».

Entrevista: Viejóvenes

Viejóvenes

Reportaje de Andrés Valdés. Fotografía de Pilar Cortés

En el Suplemento Dominical del periódico Información de Alicante, el periodista y redactor Andrés Valdés ha publicado un reportaje titulado «Viejóvenes» que resume bien su contenido en la entradilla de «La longevidad, la precariedad emocional y económica y el culto al ocio permite a los alicantinos de 40 años espantar con éxito la imagen tradicional de mediana edad». (PDF)

Para elaborar el reportaje me telefoneó y charlamos durante un buen rato. En líneas generales, y aunque yo me sitúo ya en los cincuenta y no habría limitado a los cuarenta la noción de viejoven, me pareció interesante su aproximación y su propuesta de reportaje. Entre todo lo que hablamos yo le introduje la idea, tantas veces discutida durante tantos años en las clases de antropología del ocio y del turismo, de que el tiempo de ocio era un indicador no solo de la extracción socio-económica de la persona, sino de un estilo de vida que había apartado la centralidad de la profesión (der Beruf de Max Weber) como marcador de identidad social y lo había sustituido por cosas menos productivas como las actividades de ocio. Le pareció interesante y fue lo que más subrayó en un apartado que encabezó muy acertadamente: «soy mi ocio, no mi edad».

Miradas calladas

©/2 Antonio Miguel Nogués Pedregal (2001)
Publicado en Diario de Cádiz, jueves 1 de noviembre de 2001

No tenía calculado cuándo cumplía mi compromiso quincenal con este periódico. Hasta que releí lo que tenía escrito no me dí cuenta de que me tocaba la columna de hoy. Entonces supe que carecía de sentido lo que tenía preparado. Y como en breve la cosa pública de este pueblo no iba a cambiar, pues decidí posponerlo. Así que amontoné la columna con el resto de mis papeles, agarré la pantalla del ordenador y soñé que escribía. Tenía que iniciar noviembre, un mes tan insulso y vacío, como lleno de pasiones, llantos y miradas calladas. De hecho, siempre lo hemos pensado de rodillas ante doña Inés y una tumba.

DSC05684 (800x600)Noviembre comienza de forma misteriosa, extraña. Entra jugando con la muerte, retándola a recordarse de una manera que nos inquieta. Quizás por eso eché mano de una pequeña joya de libro que adquirí en algún lugar sin importancia. Releí algunos párrafos, y me detuve ante una pequeña frase que conocía de memoria pero que no había practicado tanto como habría sido deseable. La frase decía así, “si tenemos dos orejas y una boca es para que escuchemos el doble de lo que hablamos.” Sabio y sencillo. Sea por eso que es una buena idea escribir en esta columna cada dos semanas. Seis días para escuchar, seis para callar, uno para reflexionar sobre lo callado, y otro para escribir. Quizás sirva para esto noviembre. Un mes para callar. Y un mes para que nos hablen los que sólo nos miran.

¿Qué demonios tiene noviembre que solo se acompasa de higos, nueces y castañas? Es el tiempo. ¿Qué ciego recogimiento preparan en su sequedad? Es la tierra. No sé que pensarán ustedes, pero a mi me parece que este mes es como un guiño al futuro. Ahogado el verano y el otoño sereno, sólo preparamos el silencio almendrado de diciembre y nos alejamos.

Hoy es “to’ santos”. ¡Felicidades a todos! Hoy es el día de los que estamos. Y mañana el de los que faltan. ¡Ay Bécquer! ¡qué solos se quedan los muertos!

©/2 es el símbolo de la Ley de compartición de la propiedad intelectual que establece en su artículo primero y único que: «La producción intelectual nace con el propósito de ser compartida y, en consecuencia, puede ser reproducida por cualquier medio siempre que el usufructuario asegure la correcta utilización de la misma, no la comercialice, y mencione su procedencia y autoría».

El Papa ‘relativiza’ los dogmas

Al hilo de la lectura de El Sínodo de la Familia se cierra sin atender las expectativas del Papa de Pablo Ordaz.

Un tipo muy interesante el Papa. En el discurso que ha cerrado el Sínodo sobre la Familia, Francisco ha sido muy claro: «En realidad, las culturas son muy diferentes entre sí y todo principio general necesita ser inculturado si quiere ser observado y aplicado”.
Una afirmación que en su dimensión gnoseológica viene a mantener que la/s potencialidad/es explicativa/s que tiene/n la/s verdad/es debe/n ser adaptada/s a su contexto de recepción.

Encuentro que esta aportación sobre la «inculturación» es muy, pero que muy interesante por dos motivos.
Primero sigue la ortodoxia porque mantiene la posibilidad de que exista (¡subjuntivo!) un principio general y por tanto, retoma y actualiza la recomendación del Concilio Vaticano-II sobre la necesidad de personalizar (adecuar, si se quiere) el mensaje al contexto de realidad en el que viven los creyentes. Y segundo, y al mismo tiempo derivado de lo anterior, lo encuentro interesante porque se adhiere al reto intelectual planteado por la idea de la «dictadura del relativismo» (Ratzinger dixit) –sea ‘relativismo moral’ por el que todos los sistemas de valores son válidos para su contexto de producción, o sea ‘relativismo intelectual’ que no admite la jerarquía de las ideas y sostiene que todas las verdades o argumentos tienen igual grado de validez– que asola (y por tanto debilita ya que incentiva que ‘cualquiera escriba cualquier cosa’ amparándose en esa igualdad de las ideas y los argumentos, añado yo) la producción de un pensamiento crítico y emancipador.

Afirma Francisco que ningún principio general –sea referido a creencias sobre la trascendencia del Ser (religiosas) o a creencias sobre el mejor y más adecuado uso de los recursos naturales para la vida social (económicas)– puede ser tomado como dogma, ni ser aplicado de manera indiscriminada en todos los territorios y sobre todas las gentes sin atender a sus particularidades históricas. Todos nos beneficiamos de que una autoridad así plantee las cosas de una manera tan clara y concluyente.

Una nueva oportunidad para la responsabilidad

Al hilo de la lectura de Los memorialistas exigen a Rajoy que condene la dictadura franquista el próximo 20N de A. Moya.

No importa qué clase de análisis se haga de las declaraciones políticas o de las acciones (y omisiones) llevadas a cabo por la derecha española en referencia al pasado franquista, uno siempre llega a la conclusión de que los políticos del PP actúan con hipocresía porque mantienen la equidistancia entre los asesinos y los familiares de los asesinados que reclaman justicia, y tuercen el sentido común con un lenguaje que se resiste a condenar sin paliativos los miles de asesinatos perpetrados por el régimen franquista.

Y ciertamente, cualquier ciudadano sensato, no puede sino sentir que cada vez que los políticos españoles de derecha (en cualquiera de sus manifestaciones partidistas) se muestran reticentes a condenar estos crímenes y se niegan a extraditar a torturadores e impiden que se juzguen a los responsables políticos que aún viven, provocan un tremendo malestar en la sociedad española porque ensucian la calidad de nuestra democracia parlamentaria, desvelan la naturaleza totalitaria del tradicionalismo desde la que gobiernan un estado social, democrático, laico y de derecho, nos recuerdan a los demócratas su simpatía y cercanía ideológica con un régimen asesino y la debilidad moral de los acuerdos alcanzados durante la Transición; pero sobre todo, porque cada vez que evitan asumir la responsabilidad histórica de las barbaridades cometidas por Franco y sus colaboradores, se vuelven cómplices intelectuales de todos y cada uno de los miles de asesinatos cometidos.

El espectáculo de la ‘distinción’

Al hilo de la lectura de Clasismo y televisión por Ruido de Barrio.

Un excelente ejemplo de las posibilidades de investigación socio-antropológica que ofrece la red: el que cada vez más personas puedan opinar sobre casi cualquier cosa de lo que ocurre y se escribe, ofrece al lector crítico una inmejorable herramienta para el análisis de lo que ocurre. A ‘lo que ocurre’ los más atrevidos lo llaman realidad.

La entrada original del blog ilustra muy bien la distinción de Bourdieu y el papel de la televisión en la reproducción de las imágenes sociales de la estratificación. Por sólo esto merece una lectura.

Pero si además, le añadimos los comentarios que se hacen en el propio blog y los que hay en el muro de feisbuk del que tomo el enlace, este profesor podría cubrir sin problema dos meses de clases de «antropología social y política». ¡Lástima que no pueda darse más!

Recomiendo –como nunca–que le dediques media hora a deleitarte en la lectura critica de la entrada y, sobre todo, los comentarios en el blog y en el feisbuk.