Antonio Miguel Nogués Pedregal

Más allá del ladrillo. Hacia un mundo a prueba de crisis

©/2 José María ROMERO, prof. UGR; Antonio M. NOGUÉS, prof. UMH; Eduardo SERRANO, dr arquitecto; Enrique NAVARRO, prof. UMA; Yolanda ROMERO, prof. UCM; Germán ORTEGA, prof. UMA; Marcos CASTRO, prof. UMA; Rubén MORA, arquitecto; Noemi POZO, graduanda arquitectura UGR; y n`UNDO asociación (2020)
Publicado en La Opinión de Málaga, lunes 6 de julio de 2020

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Nadie duda de la excepcionalidad provocada por el Covid-19. Una crisis sanitaria, social y económica a escala planetaria cuyas consecuencias no podemos calibrar aún. La pandemia, sin embargo, es también una ventana de oportunidad que debemos aprovechar para pensar sobre el grado de sostenibilidad de nuestra forma de vida social y económica. En este marco, un grupo de científicos de varias universidades públicas españolas está llevando a cabo un estudio sobre el modelo actual de desarrollo en la ciudad y provincia de Málaga. En los párrafos que siguen presentamos algunos de los resultados que se están obteniendo.
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Sobre la risa crítica responsable y la libertad de expresión

©/2 Antonio Miguel Nogués Pedregal (2018)
Publicado en Diario Información, martes 6 de noviembre de 2018

Escena del diálogo sobre la risa en El nombre de la rosa| Imagen: filfilmfilicos.com

 

Lo he intentado, pero no he podido sustraerme al debate sobre la «libertad de expresión» que ha provocado el último imbécil de turno. Incluso para un librepensador, el constante recurso a la libertad de expresión como capa que tapa toda manifestación pretendidamente humorística, hace un flaco favor al propósito que busca la risa.

— «¿Qué tiene la risa?», preguntaba Guillermo de Baskerville.

— «La risa mata el miedo y sin miedo no puede haber fe, porque sin miedo al diablo ya no hay necesidad de Dios… », respondía el venerable Jorge de Burgos en aquella inolvidable escena que imaginó Umberto Eco y recreó Jean-Jacques Annaud en la versión cinematográfica de El Nombre de la Rosa (1986).

En la naturaleza del humor ácido y crítico siempre ha estado suscitar polémica e ir contra las ideas para despertar las mentes del sueño dogmático: desde el Elogio de la Locura de Erasmo de Rotterdam (1511) hasta las viñetas de La Codorniz o Quino. Aquellos modos tradicionales de humor tenían sentido y resultaban efectivos –es decir, tenían un efecto— entre muchos sectores de la sociedad predigital. Sus repercusiones, aunque limitadas y reducidas a círculos sociales muy concretos, sí favorecieron la reflexión e incluso, actuaron como detonantes performativos.

Sin embargo, en una sociedad global e híperconectada, los contextos de enunciación son radicalmente diferentes a aquellos y, por tanto, las expresiones del modo crítico del humor deben adaptarse para seguir siendo efectivas y provocar así el pensamiento. No tener en cuenta que nos comunicamos en un mundo global, seguir recurriendo a lugares comunes y viejos chistes es, además de una peligrosa muestra de inconsciencia, contraproducente. Porque hacer mofa de -en vez de con– significantes que muchas personas consideran «sagrados» no va a mermar ni su fe en dichos significantes (por ejemplo, un dios), ni tampoco va a llevarles a cuestionar la existencia real y verdadera del referente (por ejemplo, una patria). Más bien al contrario. La mofa de un significante -reproducida de manera inmediata e infinita por las redes- siempre va a provocar una respuesta que, al visibilizarse también de manera inmediata e infinita, favorece la aparición de colectivos agrupados en un eje pro- / anti- que coadyuva a reforzar y congelar los fundamentos ideológicos de dicha dicotomía. No será por tanto un humor que invite a los espectadores a la reflexión serena e individual, sino un humor que provoque el atrincheramiento de las ideas y el enconamiento colectivo de posturas enfrentadas.

En un mundo digital los humoristas críticos -o los que tengan la pretensión de serlo- tienen un gran reto: comprender que vivimos en un tiempo en el que cualquier imbécil dice cualquier imbecilidad y que esta tendrá un rápido e infinito eco que resultará imposible amortiguar. Si en algo estiman esta honrosa y necesaria profesión, los aspirantes a humorista deben esforzarse por diferenciarse de aquellos. Sin duda, esto les exige un enorme esfuerzo intelectual y de una extremada conciencia de la responsabilidad social que tienen en tanto que comunicadores

Para los que intentamos revertir -o al menos matizar- los estragos de un modo de vida que es moral y socialmente injusto, las imbecilidades que buscan amparo en la libertad de expresión para ocultar su propia naturaleza, siempre suponen un paso atrás. Porque en un mundo global, inmediato e infinito, solo la risa crítica, liberadora y responsable, puede salvarnos de alguna tragedia:

¿Es el enemigo? Que se ponga…

Las fauces de la tierra

©/2 Antonio Miguel Nogués Pedregal (2018)
Publicado en Diario Información, martes 26 de junio de 2018

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Edvard Munch (1863-1944) | El Grito (Skirk) 1893 | Fotografía propia

 

He estado varios meses fuera de España. Cuatro para ser más exactos. No obstante, por culpa de las tecnologías de la información y la comunicación, he estado bastante al día de lo que ocurre en mi país. Resulta difícil desconectar. Si bien es cierto que la distancia que imponen otras rutinas y otros ritmos, te hace tomar perspectiva sobre lo que los periódicos y las redes sociales dicen que ocurre. Además, tomas más distancia si como a mí, los años te hacen menos propenso a obcecarte en la verdad. leer más…

La hemeroteca como arsenal

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La hemeroteca como arsenal para la lucha política.


Al hilo de unos guasaps que he recibido esta mañana…

No sé muy bien en qué consiste el papel del intelectual en una sociedad tan saturada de información como la nuestra. Tampoco sé si, como maestro de escuela que soy y me siento, puedo incluirme en la categoría ‘intelectual’. Unos pensarán que sí y otros pensarán que no. Independientemente de lo que otros opinen, lo que sí sé es que me siento con la responsabilidad de colaborar –en la medida de mis posibilidades y saberes– en la tarea de desvelar los mecanismos de desinformación que nos bombardean para confrontar «la ilusión del saber inmediato» y huir de los lugares comunes en los que el pensamiento totalitario y la intransigencia encuentran acomodo. leer más…

Tres principios para el consenso

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Pedro Sánchez promete su cargo como presidente del gobierno

Al hilo de la moción de censura que ayer hizo presidente del gobierno de España a Pedro Sánchez…

Sé que es muy difícil ver la realidad de manera crítica. De hecho, junto a aprender a tocar un instrumento musical o llegar a hablar un idioma con cierta fluidez, acercarse a la realidad de la manera «menos ideológica posible», es una de las cosas que le lleva más tiempo a cualquier persona. Sin embargo, a poco que se intente, cualquiera que no sea un cetrino, puede llegar a entender otros puntos de vista. Incluso puede llegar a darse cuenta de que la verdad absoluta e inmutable no se halla en ningún sitio ni, mucho menos, en ninguna ideología o partido político. leer más…

Entrevista: El discurso del odio

Entrevista de Cristina Ortega Giménez para Radio UMH el 7 de marzo de 2018

El discurso del odio es un pensamiento que rompe la posibilidad de diálogo y de entendimiento con el otro, porque le niega a ese otro la posibilidad de existir.

 

Vacuna contra el odio─ Cristina: En una columna que escribía en su blog en 2015 afirmaba que en época electoral los discursos que pronuncian los candidatos impiden el silencio. Y cito textualmente sus palabras: “Un silencio que, todos sabemos, nos permite pensar en libertad. Sólo en silencio se puede pensar en libertad. Y los discursos electorales con su exceso de palabras provocan ruido. Un ruido que niega la reflexión”, ¿cree que este exceso de “ruido” en los discursos políticos es uno de los factores que ha propiciado un aumento del discurso del odio en los últimos tiempos?

─ AM Nogués: Sí, sin duda. Pero el ruido no solo propicia el aumento del discurso del odio, sino que quebranta cualquier cosa que requiera de silencio para llevarse a cabo… Cosas tan necesarias como la sensatez, el diálogo, el buen juicio, la reflexión o la honestidad se ven perjudicados por la existencia de ruido. Mira, hay un precioso libro que debería ser de obligada lectura… seguro que lo conoces. Se trata de El arte de callar, del Abate Dinouart, un clérigo francés ilustrado que tras una vida ─al parecer bastante libertina─vino a decir que el ruido impide escuchar la melodía, distorsiona las palabras, tergiversa los mensajes, e impide la elaboración de discursos coherentes.
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La verdad no existe hasta que no la acordamos entre todos

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Congreso del NSDAP (Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei) en Nüremberg | Revista Life 1939

El pasado 16 de octubre publiqué en mi cuenta personal (@amnogues) un tuit con la foto adjunta en el que escribí: «Si algo enseñan las ciencias sociales es que la cantidad no es calidad, ni siempre tiene razón, ni lo justifica todo». Lógicamente, me refería a cómo las cifras de asistentes a las manifestaciones (ejemplos), sirven a las distintas sensibilidades para reforzar –cuando no legitimar– cualquier reivindicación política. Como también administro el tuiter (@culturdesumh) del grupo de investigación del que soy responsable, que a su vez está vinculado [¡las cosas de las TICs!] al feisbuk (Culturdes.UMH) y mediante widget al blog del grupo, pues todo lo que retuitee sale automáticamente tanto en el blog como en el feisbuk, que es donde lo suele leer más gente.

Así las cosas, uno de mis antiguos alumnos al que tengo respeto y estima, comentó en el feisbuk que conociéndome como me conocía, no se podía creer que yo también entrase en el juego de utilizar el nazismo para hablar del procés. Obviando el hecho de que yo no hacía referencia explícita a ninguna situación concreta, mi posición contra cualquier tipo de esencialismo (y por ende de cualquier nacionalismo excluyente) es bien conocida por todos mis estudiantes. Mi respuesta decía así.

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Obcecados contra Marx

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Viñeta de El Roto para el periódico El País, 23 septiembre de 2017. | El País

Siempre he tenido un pensamiento social de izquierdas y me parece que lo sigo teniendo. Sin embargo, desde que comencé a leer a Agustín García Calvo y fui madurando mi pensamiento, caí en la cuenta de que una buena parte de la izquierda europea se encontraba sumida en una profunda contradicción ideológica porque, entre otras muchísimas cosas que algún día procuraré ordenar en un papel, rechazaba el fundamento mismo de su razón de ser: que las estructuras económicas y sus intereses fuesen los que moviesen el mundo. leer más…

La violencia islamista no es social sino ideológica

Barcelona, 26 de agosto de 2017 | Fuente http://lameva.barcelona.cat

Llevaba varios días esbozando una columna de opinión sobre los atentados de Barcelona cuando esta mañana me he desayunado con la magnífica columna de la profesora Carmen González Enríquez que plantea un argumento similar al que, de manera muchísimo más torpe, yo intentaba desarrollar: la radicalización de algunos musulmanes no es una cuestión socio-económica sino ideológica. leer más…